Expectativas realistas y compromiso con nuestras metas

Sin duda, marcarnos metas, es algo fundamental para trabajar con el propósito de avanzar hacia ellas, algo que nos permite crecer como personas en cualquier ámbito de la vida.

Pero esta labor no siempre resulta sencilla, si bien en algunos casos, la ausencia de metas se traduce en un estado de “dejarnos llevar por la corriente, sin sentido y hacia cualquier lugar”, en el lado contrario, la falta de realismo en nuestras aspiraciones, puede tener como desenlace la frustración.

Consecuentemente, son numerosos los estudiosos e investigadores que han centrado su atención en las posibles maneras de obtener un mejor resultado a la hora de trazar nuestro plan de acción y conseguir aquellas metas que nos propongamos.

Una de estas personas, cuyas investigaciones han estado centradas en el impacto que tiene en la cognición, emoción y en nuestros comportamientos las distintas formas en la que las personas pensamos sobre el futuro, fue la Profesora de Psicología de la Universidad de Nueva York Gabriele Oettingen.

El contraste mental

¿Expectativas lúcidas o simples fantasías?…

Entre sus estudios, Oettingen, investigó las diferencias entre expectativas y fantasías en relación a los éxitos futuros e identificó ciertos patrones en estas distintas visiones que influyen, tanto en el esfuerzo real que se realiza, como en la tasa de éxito en la consecución de metas.

En esta línea de investigación desarrolló la Teoría de la realización de la fantasía, según la cual y, contrariamente a las corrientes del pensamiento positivista, visualizar un futuro éxito no lo hace más probable. Ella denominó “fantasía libre” a esta tendencia de pensamiento que se enfoca unicamente en los aspectos positivos de la realidad.

En lugar de esto, sus investigaciones demuestran que, una dosis de pragmatismo realista en nuestros objetivos, nos ayuda a establecer un mejor compromiso con los mismos y facilita una mayor tasa de éxito, cuándo se mantiene una expectativa alta de éxito, que la que obtenemos limitándonos a soñar despiertos.

¿En qué consiste el contraste mental?

Este proceso, denominado por Oettingen contraste mental, consiste básicamente en llevar a cabo el análisis de una fantasía positiva junto con los aspectos negativos de la realidad, es decir, además de ilusionarnos con nuestros deseos, los contrastamos con la realidad de nuestras circunstancias, identificando los posibles obstáculos y también, las posibilidades de superarlos. Y, según la conclusión de sus investigaciones, el hecho de efectuar este contraste mental entre las fantasías y los obstáculos, facilita a la persona discernir si la meta es realizable o no. Y, a mayor confianza en la posibilidad de realización de dicha meta, irá unido también un mayor nivel de compromiso.

Una dosis de realismo nos evita perder el tiempo

En resumidas cuentas, cuando nos detenemos a realizar este contraste mental, también nos estamos creando un criterio respecto a las expectativas que hemos depositado en nuestras metas, evitando de alguna manera comprometernos demasiado con aquellos objetivos que, siendo realistas, tienen pocas probabilidades de verse cumplidos.

Esto, por supuesto, no quiere decir que dejemos de soñar o que bajemos el nivel de nuestras aspiraciones, es más bien, una invitación a la reflexión acerca de nuestros medios y capacidades para lograr aquello que nos proponemos, siendo completamente realistas y a buscar los medios adecuados para conseguir alcanzar nuestras metas, comprometiéndonos con ellas.

Método WOOP

En relación con todo esto, Oettingen propone una metodología basada en una estrategia paso por paso y que tiene en cuenta la planificación para llevar a cabo este contraste mental, algo conocido como método WOOP:

  1. Deseo (Wish)
  1. Resultado (Outcome)
  1. Obstáculos (Obstacle)
  1. Planificación (Plan)

Pequeños objetivos y resiliencia

En realidad, casi cualquier camino conlleva esfuerzo y dedicación y se suele avanzar paso a paso. En este sentido, establecer metas realistas, sin olvidarnos de revisar las posibles trabas, es una mejor manera de ir avanzando en la dirección de objetivos más complejos.

La vida es un desafío continuo, por tanto, tener presente esta idea, nos mantiene alerta y motivados. Por el contrario, aquellas personas que se dejan llevar en mayor medida por la simple ensoñación y el positivismo, a pesar del arranque inicial de motivación, suelen caer pronto en la frustración y terminan renunciando con mayor rapidez a sus aspiraciones. De hecho, nuestra mente es capaz de mantenerse enfocada unicamente por breves periodos de tiempo, lo que explica también que, las personas que se comprometen con pequeños objetivos a corto plazo, sean más capaces de avanzar hacia sus metas, a pesar de que no todas las circunstancias les sean favorables.

“Lo intentaste. Fracasaste. Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”. Esta frase del premio Nobel de literatura (1969), el escritor irlandés Samuel Beckett, se ha convertido en el eslogan de muchos de los grandes símbolos de triunfo de la actualidad. Personajes como el empresario y multimillonario Richard Branson (fundador de Virgin Group), que llegó a afirmar a la revista Slate que podría haberla pronunciado él o, el mismísimo magnate de Tesla: Elon Musk, han incorporado esta cita a sus discursos alentando a los emprendedores a comprender el fracaso como parte misma del camino del éxito. Aunque la intención original de Beckett con esta sentencia perteneciente a su obra Rumbo a peor, estuviera más bien impregnada por un pesimismo existencial, el mismo autor nos matizaba que se debe continuar siempre y a pesar de todo.

Conocernos a nosotros mismos: una base sólida para comenzar

La resiliencia y la capacidad de sobreponerse a la frustración, forman por tanto, también una parte fundamental a la hora de llevar a cabo una estrategia realista en la consecución de nuestros objetivos.

También el conocimiento de nuestras propias capacidades y/o limitaciones, son parte substancial de la ecuación que nos posibilita llevar a cabo el contraste mental.

A este respecto, podemos encontrar algunas herramientas en las que apoyarnos para trabajar en nuestro autoconocimiento y, además poder trabajar en nuestras limitaciones y potenciar nuestras capacidades.

En AutoGnosis, escuela de Eneagrama y autoconocimiento, dirigida por el psicólogo Alberto Peña Chavarino, encontrarás instrumentos muy útiles para tu desarrollo personal que, además de ayudarte a conocer mejor tus habilidades y fortalezas, te posibilitarán poder aplicar de forma práctica estos conocimientos para trabajar tu motivación y resiliencia en la obtención de tus objetivos.

Una de estas herramientas es el Eneagrama de la personalidad, un sistema que posibilita ahondar en profundidad en los sesgos cognitivos que todas las personas poseen y que marcan su manera de ver el mundo y enfrentar la realidad, pero además, encontrarás otros saberes como el Coaching, la Morfopsicología o el estoicismo, que pueden ayudarte a dirigir tus pasos de forma mucho más eficiente, no solo hacia tu bienestar personal, sino también profesionalmente, en tus relaciones y en general, tus propósitos a nivel vital.

AutoGnosis además de ser una escuela formada por profesionales acreditados y ampliamente formados (escuela acreditada de Eneagrama por la International Enneagram Association) todas las formaciones son 100% online. Puedes ampliar esta información en su canal de YouTube o ponerte en contacto directamente para resolver cualquier duda al respecto.

En resumidas cuentas, el contraste mental es una manera de esforzarnos a pesar de los obstáculos y replantearnos la estrategia a la hora de hacer realidad nuestros deseos, planificando de forma realista nuestra estrategia y maximizando con ello nuestras opciones a la hora de triunfar en aquello que emprendamos.

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