A menudo nos preguntan que si es bueno enseñar el eneagrama a niños y adolescentes. En este vídeo, Alberto Peña Chavarino, director de la escuela AutoGnosis comenta su opinión al respecto.

Eneagrama infantil

Eneagrama para niños y adolescentes

El otro día, Raquel, una compañera mía 7 conservación, me estuvo contando que, a su sobrina de 12 años, en el instituto, una profesora les había hablado del eneagrama y les había dicho que hicieran un test y que se autoidentificaran.  Casi como si fuera un test de personalidad de una revista cualquiera tipo “cuál es tu personalidad según el personaje de animación que te salga en este test”. Y claro, podéis imaginaros que ocurrió en aquella clase, se ponían los numeritos entre ellos como una tómbola: “tú sacas siempre dieces así que un 3” “tú te pasas todo el día leyendo así que un 5” “y tú te vistes raro así que un 4”.

A menudo me han preguntado si es bueno enseñar el eneagrama a niños y adolescentes. El eneagrama es una herramienta neutra, puede ser positiva o perjudicial según el uso que le vayas a dar. Puedes utilizarlo para comprender a las personas profundamente con el fin de tener mejores relaciones contigo mismo y con los demás; o puedes utilizarlo como una herramienta de manipulación o simplemente quedarte en la superficie y utilizarlo como una forma de ver a las personas de manera prejuiciosa.

Cuando es positivo y negativo explicar el eneagrama a los niños

Los momentos positivos

Si a mí me hubieran explicado el eneagrama bien con 14 años o incluso menos, me habría ayudado enormemente. Si el Eneagrama se explica bien, los niños tienen la capacidad de absorber la información fácilmente como una esponja. He visto casos de hijos de 7 años de amigos y de alumnos de la escuela que han entendido perfectamente los 9 tipos de personalidad y les ha servido para tener una herramienta muy buena a la hora de relacionarse con sus compañeros de clase.

También he visto a adolescentes que, efectivamente, conocer el eneagrama les ha ayudado a entender mejor qué es lo que en ese momento donde están empezando a tener un sentido de la propia identidad independiente de sus padres o de sus grupos de influencia-, les está haciendo entrar en conflicto. Les ayuda a entenderse, a pensar que no se están volviendo locos que lo que les ocurre es propio de su personalidad y, por lo tanto, pueden empezar a tomar acción en mejorar aquellos talentos y virtudes intrínsecos en su tipo de personalidad. Ganando así confianza en sí mismos, sensación de valía, y satisfacción con sus vidas.

Cuando es negativo

Sin embargo, mi radar seisista hace que insista en la desconfianza y el escepticismo de considerar que, si bien es una herramienta extraordinaria, si se explica mal, el resultado puede ser casi como enseñar a disparar armas a niños y adolescentes.

Imagínate que vamos a una clase y el profesor de turno empieza hablando del eneagrama de las virtudes y las pasiones, y comenta que en los 6 es la cobardía, los 8 la lujuria, los 9 la pereza… pues es inevitable pensar que todo esto se convierta en etiquetas y clichés, una forma de hacer burlas a los demás por su forma de ser y, por tanto, una forma de crear complejos:

“jajaja tú eres un seis miedoso y acojonado, y tú un 8, contigo es mejor ni acercarse vaya a ser que me pegues, y tú un 9 vago que no se te puede ni sacar del sofá”

Cómo explicar el eneagrama correctamente a niños

Si sois padres o profesores, os animo a que seáis prudentes a la hora de explicar el eneagrama, es decir, tenéis que dar muchos ejemplos y comprobar que el niño lo ha entendido bien. Y tenéis que utilizar un lenguaje que no contenga tanta carga emocional, por lo menos inicialmente, para que lo entiendan correctamente. Cuidado al principio con qué palabras utilizas, porque pueden ser entendidas de otra manera por la persona que las escucha. Con esto no quiero decir que no haya profesores que lo expliquen bien, al contrario, pero hay veces que con las mejores intenciones podemos conseguir los peores resultados, por eso hago hincapié en el uso del lenguaje correcto y en asegurarnos de que los niños y adolescentes han entendido perfectamente el mensaje que le queremos transmitir.